La materia y la energía en el universo
El éter, la materia y la energía.
El éter en movimiento es el que llena el espacio.
La materia solo ocupa una ínfima parte del espacio, se comporta como una impureza del espacio que transforma una pequeñísima parte del movimiento neutro, partículas neutras moviéndose, en movimiento electromagnético
Podemos considerar a la materia como una impureza que transforma el éter en energía.
En la materia se genera el éter eléctrico.
La materia transforma el movimiento neutro del éter en movimiento eléctrico.
En los capítulos anteriores hemos visto la acción, y la reacción, que tienen las partículas neutras del éter al impactar con la estructura eléctrica de
la materia.
La nueva interpretación, de la transformación del movimiento neutro en movimiento electromagnético,
nos lleva a replantear el concepto de energía y de materia.
La interacción del éter y de la materia no
será la misma en el espacio profundo, muy lejos de otras materias, como puede ser un meteorito, a la interacción en el interior de una enorme masa, como puede ser el centro de una estrella.
Analizamos las diferentes masas, según su tamaño, de menor a mayor.
Acción del éter sobre meteoritos.
Una porción de materia, como puede ser una pequeña piedra que se encuentra en el espacio profundo, lejos de otras masas, estará en su mínimo nivel energético. A este hipotético nivel mínimo de energía lo llamaremos frío estelar.
Las partículas eléctricas del éter que se generan en esta pequeña masa, alcanzan con facilidad el exterior de la masa, siendo una materia con energía de prácticamente cero.
Será una materia pura con las propiedades de superconductividad o superaislamiento, tal como se comporta la materia a muy bajas temperaturas.
Acción del éter sobre los asteroides.
Una masa grande, del tamaño de algunos kilómetros, ya es una masa considerable de billones y billones de átomos, por lo que hace posible que las partículas eléctricas del éter que se genera en su interior no puedan salir al exterior con facilidad, van quedando prisioneras, van acumulándose las partículas eléctricas y subiendo el nivel energético (aumento en la formación estructural de las partículas eléctricas).
En el interior de estas grandes masas el éter neutro va bajando de nivel –han impactado muchas partículas- y el éter eléctrico va subiendo de nivel, se generan muchas partículas que no alcanza el exterior con facilidad.
Pensemos en un asteroide de un tamaño tal que su núcleo alcance la temperatura correspondiente a un nivel energético de 180ºC (453ºK grados Kelvin).
Imaginemos que es cierta la hipótesis de que la materia genera energía en su interior, en el centro del asteroide estará el mayor nivel de energía.
Nivel biológico, vida biológica
Entre el nivel de 453ºK, que hemos supuesto
que alcanza el núcleo, y el mínimo de energía del exterior, energía más baja
del asteroide, frío estelar, se irán sucediendo los distintos niveles
intermedios.
Nos interesa un punto interno tal que su nivel energético sea de 37,4ºC.
Supuesto que esto es cierto, tenemos que en los grandes asteroides y a unos cuantos kilómetros de la superficie hay 37,4º centígrados, características inmutables en millones de años y aislada de otras interacciones -lo hace posible los varios kilómetros de materia-. Sería la incubadora ideal, 37,4ºC durante una eternidad.
Bajo las condiciones descritas, los átomos de carbono y de hidrógeno que se encuentren en esas capas se combinaran en moléculas, por lo que es factible la existencia de vida biológica en una amplia capa, muy al interior del asteroide.

Figura 15
Un asteroide de varios kilómetros, cientos, genera en su interior energía.
Los niveles de energía se distribuirán; desde el nivel máximo en el centro, al nivel mínimo –frio estelar- en la superficie exterior del asteroide.
Entre el centro y el exterior, si el asteroide es lo suficientemente grande, habrá una franja con el nivel energético de 37,4ºC.
Este nivel energético mantendrá la temperatura constante durante miles de millones de años, lo que propicia la interacción de los átomos de carbono con los de hidrógeno.
En esta franja energética, 30 o 40 kilómetros en el interior de los asteroides, es factible el desarrollo de vida orgánica.
Lo primero que se nos ocurre es que los grandes asteroides serán las naves espaciales perfectas, verdaderas Arcas de Noé. Tiene energía gratis en su interior y ofrecen una capa protectora de varios kilómetros, están protegidas de los impactos de los meteoritos.
Nivel biológico mortal
Podemos soñar con que es posible vivir en el interior de los asteroides y construir túneles que se utilizan para desplazarse por todo el asteroide, pero hay un peligro.
Igual que hemos imaginado un
nivel inmutable de 37,4ºC, hemos de pensar que más hacia el interior del asteroide aumenta el
nivel energético.
A partir de 40,5ºC es un nivel energético mortal para los seres biológicos más
desarrollados.
Si exponemos a nuestro cuerpo al nivel energético de 42ºC, temperatura tanto exterior como interior, nos produce la muerte instantánea, coagulación de los hematíes.
Nunca podremos internarnos en el interior de las grandes masas más allá de unos pocos kilómetros.
Acción del éter sobre las lunas.
Los cuerpos celestes, del tamaño de la luna de la Tierra o la luna de Marte, tiene un tamaño tal que la energía producida por los eterinos, alcanza en su interior un valor energético de cientos de grados centígrados, estando la materia de su núcleo en un estado pastoso entre sólido y líquido.
El
estado pastoso en que se encuentra la materia dentro de las lunas, a una
temperatura de centenares de grados centígrados, permite el desplazamiento de
estas masa interiores pero muy lentamente.
Las lunas, como el resto de cuerpos celestes, tienden a girar sobre sí mismas,
(debido a las fuerzas de atracción gravitatorias, magnéticas etc.) y al tener
el núcleo en estado pastoso, el giro produce un desplazamiento lento, no fluido
de la materia de su interior con lo que se desplaza su centro gravitatorio.
Las lunas al tener desplazado el centro de gravedad, muestran la misma cara al
planeta sobre el que orbitan –razonado como minigravedad-.
Dependiendo del tamaño:
Las lunas pequeñas tienen baja temperatura en su interior, por lo que predomina la materia en estado sólido y no llegan a tener forma totalmente esférica. Muestran la misma cara al planeta al que orbitan.
Las lunas medianas tienen el núcleo con la materia en estado pastoso, por lo que, aunque pueden tomar la forma esférica, no tienen el interior fluido. Muestran la misma cara al planeta al que orbitan.
Las lunas mayores, tienen mayor nivel de energía por lo que su interior es fluido y pueden rotar sobre su eje libremente.
Aquí se ha planteado, en forma resumida, una explicación al comportamiento diferencial de las lunas.
Las
lunas, como los asteroides, tienen en su interior, a varios kilómetros de su
superficie, los niveles biológicos.
Pudiendo generar y mantener vida orgánica
entre niveles de energía desde los 10ºC hasta los 40ºC, una amplia capa.
Acción del éter sobre los planetas.
Los planetas tienen un tamaño tal que la energía que los eterinos produce en su interior, lo mantienen en estado líquido, e incluso en estado de plasma, dándole la forma esférica y permitiendo al planeta la libre rotación.
La superficie de los planetas emite ingentes cantidades de energía primaria, en los planetas gigantes estos niveles de energía primaria pueden llegar al nivel de infrarrojos.
La superficie de los planetas está en estado sólido en una delgada capa.
La energía irradia por la superficie es suficiente para mantener una delgada capa por debajo de la temperatura en que se licua la materia.
En la superficie de nuestro planeta el nivel más bajo de energía es de 0ºKelvin (-273,4ºC) y como el tamaño del planeta es considerable hemos de suponer que 0ºK está muy por encima del frio estelar, como corresponde a la emisión de energía de un planeta que tiene una masa apreciable.
Los
planetas también tienen en su interior niveles biológicos, pero es muy delgada la capa entre la superficie y la temperaturas de licuación, hay terremotos, radiactividad,
etc., hacen que los niveles biológicos duren solo unos miles de años,
convirtiendo muchos de estos niveles en "fósiles orgánicos" . . . ¿petróleo?.
La parte sólida de la Tierra tiene un espesor entre 20 y 70 kilómetros, es una
capa muy estrecha por lo que la capa biológica se mantiene inalterable un corto periodo de tiempo, solo cientos o miles se años.
La Tierra es nuestro planeta, como tenemos datos y valores de energía, niveles y temperatura, se desarrollará en un aparte, al final de esta exploración. Tenemos:
- Nivel energético de emisión, 0ºK, nivel muy por encima del frio estelar.
- Temperatura de la atmósfera, generada por radiación exterior al planeta, el Sol.
- Temperaturas y calor de la materia líquida del interior del planeta, volcanes.
- Energía procedente de reacciones químicas y atómicas (combustión y radiactividad).
En un aparte, y teniendo en cuenta lo visto en el estudio, se analizará el complejo y nuevo tema de; energía, temperatura y nivel energético, desde el punto de vista técnico, buscando respuestas a la multitud de hechos observados y sin explicación. Se incluirá el efecto Compton.
RadiactividadEl núcleo de los planetas medianos,
como lo es nuestro planeta Tierra, alcanza temperaturas de miles de grados. Las
características del éter en el interior son muy diferentes a las
características que tiene el éter en las capas exteriores.
La interacción del éter neutro y del éter energético es muy diferente. En el
interior ha disminuido el éter neutro que interacciona con la materia, y el
éter energético es muy elevado.
Teniendo un éter neutro más reducido y un éter energético más elevado, hace
posible que en el núcleo exista materia con átomos que en las capas exteriores
del planeta se convierten en átomos inestables.
Cuando esta materia del núcleo
se desplaza a las capas exteriores, estos átomos son inestables haciendo que
esa materia sea radiactiva.
En el interior de los planetas, con
más de 5.000 kilómetros de átomos, -de materia- en cualquier dirección, se ha
reducido el éter neutro y ha aumentado el éter energético, teniendo una amalgama
de materia muy energizada.
La materia del centro de los planetas tiene a sus átomos con estructuras
energéticas muy elevadas, estructuras que en las capas exteriores del planeta no son estables.
La energía en el núcleo del planeta es tan elevada que alcanza el nivel de ion, nivel de
energía más próximo a la materia que a la energía.
Es decir que en el interior se encuentra energía que es casi materia o materia que es más bien energía a la que llamaremos plasma.
Es un supuesto o hecho más probable,
ya que nunca podremos comprobarlo directamente.
Aunque se quieran reproducir las condiciones de temperatura del centro de la Tierra en un
laboratorio, las proporciones de éter neutro y éter energético están fuera de
nuestra capacidad de comprobación.
No deja de ser otra hipótesis a añadir a las hipótesis actuales.
Acción del éter sobre las estrellas
Las estrellas y los soles tienen un tamaño tal que la energía, que los eterinos produce en su interior, mantiene su superficie a una temperatura de miles de grados.
La energía que los eterinos producen en las estrellas es tanta que la superficie emite energía observable y detectable por nosotros, energía de nivel lumínico, observable por nuestro sistema de visión.
MegaplasmaEl interior de las estrellas, con miles de kilómetros de materia, genera tanta energía que prácticamente su interior es plasma, -energía con nivel casi material o materia muy energizada-.
Solo unos cientos de kilómetros de
la superficie de las estrellas están formados por átomos materiales.
En la Tierra la capa cerca del centro, a unos 5.000 kilómetros, se generaban
átomos radiactivos, átomos no estables.
En las estrellas esta capa de átomos, radiactivos e inestables, se reduce a solo unos cientos de
kilómetros, dependiendo del tamaño de la estrella esta capa de átomos materiales será más o menos gruesa.
Masas más grandes implica más generación de energía, más
temperatura, la capa material de átomos será más pequeña.
El interior de las estrellas es más energía que materia y este megaplasma no se expande por la capa exterior, por esos pocos kilómetros de átomos de materia, esa capa de átomos y la gravedad impide la expansión del megaplasma.
Púlsares
¿Cuál es el tamaño máximo de las masas en el universo?
Un aumento de tamaño de la estrella, aumento de la masa, implica un aumento de producción de energía, y con ello un aumento de temperatura en la superficie y también una disminución de la capa de átomos de materia de su superficie.
Llegando a un tamaño, la gran masa es toda ella Megaplasma, sin estructuras atómicas que retengan su expansión y lo que hace esta masa gigante no es explotar, lo que hace es expandirse.
La expansión de una mega-masa de plasma emite energía en su nivel máximo.
Una vez lejos de la gran masa, la proporción de éter neutro y éter energético cambia, al aumentar el éter neutro parte del material en expansión se convierte en materia.
La emisión de energía cubre todos los aspectos, pero mucha de esa ingente energía en expansión vuelve a convertirse en materia que será: iones, meteoritos, asteroides, lunas, planetas.
La expansión de esta mega-masa hace disminuir el volumen de masa con ello permite que los valores de éter neutro y éter energético vuelvan a formar una capa de masa con estructuras atómicas que de nuevo impedirán la expansión libre del plasma.
Al desaparecer la expansión, las masas recién formadas son atraídas por la gravedad de esta gran masa, vuelve a aumentar de tamaño y vuelve a convertirse en una bola de energía en expansión.
El ciclo expansión y después bloqueo volverá a repetirse hasta que el tamaño de la megaestructura pueda reducirse a un tamaño estable