Encontrando el éter

Imaginar un tipo de éter dinámico es entrar en un mundo nuevo donde las fuerzas básicas tienen sentido y nuestro intelecto comprende y entiende estas fuerzas básicas, así como la relación entre estas fuerzas básicas.
Se descubren nuevos conceptos.

Explorando otras realidades, mundos ocultos.

Cuando las ideas nos llevan a pequeños descubrimientos lo apropiado es definir el fenómeno, formularlo y conquistarlo, traerlo a la realidad cotidiana.

Cuando el descubrimiento es inmenso, la conquista obliga a ir poco a poco y paso a paso, eso conlleva toda una vida, tal vez varias generaciones. Si lo descubierto es un gran continente y se quiere conquistar, en una vida entera solo se llega a conocer una pequeña parte del inmenso continente descubierto, en cambio si se actúa como lo hacen las fuerzas de asalto, lo primero es explorar, camuflarse, mimetizarse con el entorno, sin arriesgarse a traer nada, desconocemos cómo nos afecta lo descubierto, solo explorar y observar la magnitud e implicaciones de lo nuevo.

Lo primordial no es traer, lo primordial es descubrir y pasar la cuarentena para procurar no traer algo potencialmente peligroso.

Explorar es recorrerlo todo, solo verlo sin interferir, sin tomar decisiones que condicionen la siguiente exploración.

Entramos en un mundo nuevo donde nuestra experiencia solo nos sirve para entender sin tratar en ningún momento de delimitar ese gran mundo. Las limitaciones están en nuestra capacidad de observación y comprensión, las conclusiones precipitadas limitan nuestra capacidad de observación.

Hace cien años, considerar a la velocidad de la luz un absoluto, era un camino.
En la actualidad el considerar a la velocidad de la luz un absoluto es una barrera, un muro que impide avanzar en el conocimiento de nuestro entorno.
En la investigación hay que procurar que el Árbol de la Ciencia no oculte al bosque (evitar que la Ciencia enmascare la realidad que se encuentra más allá de nuestro entendimiento).